Por otra parte el autor menciona la capacidad que tenemos para creer que en realidad se convierten en servicio, es como decir hay que bien mi empresa tiene este servicio. Pero deberíamos pensar esto es un derecho, no es un servicio.
Yo por experiencia propia, he vivido lo que significa tener una persona a mi lado que viva completamente para el trabajo y dispuesto a ofrecer sus servicios a cualquier hora, porque sentía esa responsabilidad, y esa necesidad de ser imprescindible, porque en cierta manera los jefes al crear ese vinculo de que es así como hay que trabajar y es así como estarás siempre aquí, hace que las personas se sientan obligadas a dar ese servicio extra.
Por otra parte lo sigo viviendo ahora con mi pareja. Y creo que es una explotación, mi marido sale de casa a las 6 de la mañana y no suele llegar hasta las 8 de la tarde. Pocas veces llega antes, y casi nunca podemos planear nada por si surge algo del trabajo. Pero eso si, le dan una palmadita en la espalda u le dicen que es el mejor en el trabajo, que lo es, pero se aprovechan de ello y cuando llega a casa muchas veces esta atendiendo llamadas, como está allí todo el día es el que sabe que pasa en cada momento. Bajo mi experiencia creo que deberían ponerse en serio con esta ley, igual que ponen otras leyes absurdas esta no lo es.
Para finalizar con esta reflexión he de decir que las nuevas tecnologías son de gran ayuda, pero también se aprovechan de sus usos.
Para contrastar voy a mencionar algunos datos de otros países que se rigen supuestamente por esta ley:
La Ley 2016/ 1088, de 8 de agosto, que ha entrado en vigor el 1 de enero de 2017, establece que todas las empresas deberán implantar sistemas tecnológicos que limiten o impidan al trabajador acceder al área de trabajo a través de dispositivos electrónicos fuera de la jornada laboral. La norma ha endurecido el borrador inicial que contemplaba su aplicación en centros de más de 50 empleados.
Alemania
Los siempre pragmáticos germanos carecen de normativa. Pero ya es habitual la aplicación directa en empresas como Mercedes Benz, que concede a sus operarios acogerse al sistema ‘mail on holiday’, un programa que redirecciona los correos cuando llegan fuera de horario. Otra gran firma alemana como Volkswagen desconecta sus servidores informáticos entre las 18.15 horas y las 7 de la mañana desde 2011.
71%
de los ejecutivos europeos admite que mira sus correos y otros dispositivos por la noche o durante el fin de semana y los días festivos. Además, el 76% estima que los instrumentos digitales tienen un impacto negativo en sus vidas personales, según una encuesta realizada por el gabinete Deloitte en 2015.
Un futuro que ya está aquí
Las previsiones apuntan a que el 60% de los empleados trabajará desde su hogar en el año 2022, según Virgin Media Business. De ellos, 9 de cada 10 serán ‘millenials’, esos jóvenes con dificultades en el trabajo convencional pero que liderarán el autoempleo y el trabajo a tarea que marcará el futuro. Su gran interrogante será ¿cómo establecer fronteras entre vida privada y obligaciones?
62%
de los trabajadores franceses se mostró a favor de una ley sobre la cuestión, según un estudio de la consultora Eleas, que se publicó tres meses antes de la entrada en vigor de la nueva ley. Además un 37% utiliza sus aparatos profesionales (teléfonos, tabletas...) fuera de los horarios de trabajo. Según el sindicato Ugict-CGT, tres de cada diez personas con cargos de responsabilidad en las empresas están conectados permanentemente.
Sentencia pionera
En julio de 1997, una sentencia de la Audiencia Nacional falló que era ilegal obligar a un trabajador a tener conectado su móvil para poder ser localizado por la empresa.
25-35%
de los trabajadores españoles comienza a sufrir patologías de dependencia de su trabajo. Además de la adicción profesional, las enfermedades por exceso de celo laboral se están añadiendo a otros males relacionados con las nuevas tecnologías. Bajo el capítulo de ‘tecnoestrés’ se añaden problemas como la nomofobia (ansiedad o estrés ante los fallos de la batería del ordenador o el móvil) o ‘whatsappitis’ (tendinitis en la muñeca y el dedo pulgar causada por el uso excesivo de mensajería desde dispositivos móviles). Los expertos reclaman el factor humano: perder el miedo a decir no al jefe.
Estos datos los he extraído de una noticia que escribió Antonio Corbillon
Lunes, 31 julio 2017, 13:24 (Diario Sur)
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